El centro clandestino “La Escuelita” dependía de la subzona 52 con asiento en el Comando de la VI Brigada de Infantería de Montaña y funcionó en un terreno del Ejército aledaño al Batallón de Ingenieros de Construcciones 181 emplazado en la ciudad de Neuquén.
A este lugar se lo denominaba “Canta Claro” o el lugar adonde se enseña a hablar, por eso era LA ESCUELITA donde los secuestrados clandestinamente por el aparato represivo eran torturados hasta su agotamiento físico y psicológico.
Algunos del los sobrevivientes acompañaron a organismos de Derechos Humanos a inspeccionar La Escuelita en 1984. El juzgado dispuso la medida de “no innovar”, desobedeciéndola, el Ejército Argentino demolió el edificio con la intención de borrar pruebas y sepultar en el olvido sus atrocidades.
El procesamiento de los responsables del genocidio y el acompañamiento de la comunidad a los querellantes en el Juicio Oral y Público, demuestra que la dictadura militar ha fracasado en imponernos su “pacto de silencio”
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